A NOSOTRXS EL CAOS

MOSTRO Y ALAN

MOSTRO Y ALAN RAP | A NOSOTRXS EL CAOS

Un jardín como metáfora

Me dice que no me asuste, que el lunes cuando charlemos sobre la tapa del disco van a estar filmando un documental. Eso fue el viernes. Ahora ya es lunes y estoy en la puerta con el negro que me recibe moviendo la cola y ladrando, como siempre. 

Mostro me abre el portón del estudio. Tengo que pensar dos veces como saludarlo: en masculino, nada de ella, sino se pudre todo. Supongo yo.

Escribo en presente continuo, desde ahora,  tratando de evitar los desvaríos temporales y los deslices ingenuos, porque así se traza la vida en este lado del río. En un continuo devenir-manifiesto en clave de humor, de humor que increpa hasta lo escandalizable y retorna sobre sus pasos hasta la ternura. Un manifiesto que se traza sobre una base hiphopera que el Balti ecualiza hasta que el ghghghgh que molesta en cada clap queda inaudible. Sobre ese clap y sobre esa línea de bajo electrónica dibujan Mostro y Alan una frase que me gustaría implementar como mantra:

“relacionarnos como mostras

porque estamos muy dañadas.”

 

Cuanto daño hacemos, pienso. 

 

—Cada vez que me pincho me baja un tono —me dice, con una voz que contrasta con la grabación que me muestra desde su celular. Contrasta también con los versos que resuenan en los monitores.

“prestemos atención

a todo lo que más odiamos

no vaya a ser que repitamos

la mierda del patriarcado(…)” 

Esta vez cuatro tonos más abajo que hace un año. Esta vez no se cuantos tonos más combativos que hace un año, que hace diez, que hace un siglo.

 

Ojalá pueda escribir lo inabarcable. 

 

Tienen listo el disco, o casi. Me muestran una serigrafía hecha por unas compas españolas. Me lo muestran para la gráfica de la tapa. Me proponen agregarle unas flores secas, algunos detalles y animarlos. Animar las flores y los detalles, ellos tienen ánimos de sobra, porque ya tienen listo el segundo disco antes de sacar el primero, me cuentan cuando termina la jornada, con humildad auténtica.
Posta.

Se ríen de los ejercicios de canto y de los géneros mientras organizan un cumpleaños espontáneo donde los nenes llevan los chizitos y las nenas la suitty.

—La suitty —festeja el Balti, mientras sale del ensimismamiento del fl studio antes de volver a meterse y darle play a la base para terminar de ajustar los graves del tema.

Suben historias a instagram y graban de un tirón un temazo.

 

Ojalá pueda abarcar lo inescribible.

 

Me pasan una evidencia de las horas que llevan ahí laburando: un mate frío y lavado. Las pibas del docu filman de a ratos, tienen las tarjetas de memoria llenas, me imagino. El Negro baila entre nosotres en lo que supongo que es unos de sus buenos días. Debería serlo, cinco manos lo acarician.

 

—¿Lo dejamos para otro día? ¿Un día que estemos menos quemados? —dice el Alan.

Después baja la cabeza, mira al piso y prepara una duda como excusa para lo que leo como vergüenza de exponerse frente a nosotres.

—Es como estar en culo —dijo antes, mientras sonaba su acapella, antes que ese esbozo de timidez se borre en la pista que corre en el nuendo y se transforme en un “riego mi jardín como metáfora” sobre un piano, en español, en portugués, con los apoyos de Mostro, sobre el beat del balti, sobre los ladridos del negro. Antes de que todes nos vayamos tarareando ese estribillo y pensando que somos parte de la historia y que ojalá podamos abarcar algo de todo esto que está pasando.

Rafael Perez Boero