ESTADO PURO

grave

ESTADO PURO – GRAVE

GRAVE – Estado Puro

Reseña por Candelaria Díaz Gavier

Sobre la base de una combinación entre los sonidos del bajo, o el contrabajo, y los beats del drum pad, el sonido de GRAVE se siente vibrar fuertemente hacia adentro del cuerpo. Como su nombre lo sugiere, con un doble sentido que indica la calidad de la onda sonora y una intensidad emocional,  GRAVE propone la frecuencia en la que la intimidad y la música conviven a gusto. La búsqueda poética va en línea recta hacia lugares muy precisos, que esquiva con total naturalidad los estereotipos y lugares comunes que asocian ciertos sonidos a ciertos estados de ánimo, y el noise y lo melódico se encuentran en el mismo proyecto de manera orgánica. Pero por poética que sea la intención, la atención está puesta en detalles bien concretos de cada momento de la producción musical, desde la composición y ejecución, hasta la grabación, la difusión y el momento en que se toca en vivo. 

En esa forma de producción, en todos y cada uno de sus momentos, Baltazar Ferrero y Sebastián Teves, los dos músicos que llevan adelante el proyecto, coinciden de una manera que perciben como espontánea, en gran medida porque viene facilitada por más de veinte años de hacer música en proyectos compartidos y en colaboraciones mutuas entre proyectos de cada uno. Pero esa espontaneidad se debe también a que toda la producción de GRAVE está centrada en el vivo, instancia en la que no se reproducen beats previamente grabados sino que se montan de manera analógica, aun cuando las canciones se compongan por materiales digitales. Es en esta búsqueda de naturalidad que ambos se atreven a roles desacostumbrados que le aportan un lugar más fresco y renovado, como lo son, para Sebastián, tocar el contrabajo y hacer las voces de apoyo además de tocar el bajo y efectos, y, para Baltazar, tocar simultáneamente las teclas y el drum pad además de rapear. Y es por esto, sobretodo, que intentan que la grabación, la mezcla y la edición capten esa crudeza de lo instantáneo; que el material que sale del estudio busque antes esa naturalidad de la performance en vivo, que ensambla en simultáneo lo técnico, lo instrumental y lo poético, que al revés. 

En esto, aunque a GRAVE le cabría ser definido como un dúo de Hip Hop experimental, le viene impresa la impronta del hardcore y de los resquicios donde calaba el under en la Córdoba de los 90s. Ese fue el ambiente en el que Baltazar y Sebastián se conocieron, y del cual surgió luego, allá por el año 1997, la banda de Hip Hop Locotes, en cuya primera formación coincidieron y en la que Baltazar se quedaría hasta su disolución en 2008. “Creo que los recitales en clubes con sonido de mierda, los ensayos en una pieza, los demos baratos en cassette y toda esa porquería de garage nos conquistó sin remedio y para siempre”, dice. Pero en GRAVE no confluyen sólo los géneros que ambos han compartido, como músicos y como oyentes, a lo largo de todos estos años. También hay huellas de sus recorridos personales, signados fuertemente por la potencia del rock instrumental y la cadencia del metal progresivo de Sur Oculto, banda que Sebastián integra ininterrumpidamente desde sus inicios en el ‘98, o la lírica honda y la métrica libre del proyecto solista Balthazar; sin contar la influencia del jazz y del trip hop que caracteriza sus respectivos estilos. 

Luego de algo más de dos años de presentaciones en vivo, GRAVE lanza por primera vez su material de estudio. Fiel a su manera de producir y a su historia, su música busca darse a conocer en un formato que sea más coherente con su poética que con los modos estandarizados de circulación de la música. Es por eso que, con el nombre de Estado Puro, GRAVE presenta una secuencia de temas lanzados de a uno en el canal de YouTube del sello Putavida Records, como quien en vez de pensar la obra como un relato de largo aliento, piensa en episodios poéticos, cada uno con su propio pulso de escucha y de lectura, cada uno con su propia presencia. Pero episodios que a la vez participan de una misma atmósfera tenue, oscura, que puede verse desde el diseño de la portada (con arte de Rafa Pérez Boero): el ícono de una calavera sobre un fondo oscuro, como diciendo lo que alguna vez dijo el gran Antonio Porchia, “en plena luz no somos ni una sombra”.